El Lago Panguipulli se ubica a 117 kilómetros de la capital regional. En sus costas, aparte de gran diversidad de aves, se puede apreciar el Vapor Enco. Navio que es considerado uno de los atractivos turísticos más  relevantes de la comuna, dada su contribución al desarrollo y comercio local.

Actualmente varado en la playa de Choshuenco y lleno de recuerdos descansa el Vapor Enco, nave traída desde Alemania con la finalidad de conectar Panguipulli con el interior rural, ya que en aquel entonces no existía la actual ruta. La historia cuenta, que el Vapor durante muchos años, fue el medio de transporte de los pasajeros más importantes del sector. La capacidad del navio era de 250 personas y se dividía en primera, segunda y tercera clase.

Desde el año 1950 el Enco zarpaba a las 07.30hrs. Los lunes y jueves desde Chan Chan, pasando por Choshuenco, Quechumalal y Conquil, para llegar a Panguipulli como a las 11 de la mañana. Por otra parte, martes y sábados el zarpe era desde Chan Chan, Choshuenco, Paillahuinte, Toledo y Punir, sectores considerados puertos en la época.

Tanto para los habitantes de Panguipulli y sus alrededores, como para los turistas el Enco es considerado parte relevante de la memoria del sector.

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Navegando Historia

El Vapor fue construido en Bremen, Alemania en 1907. Prestó servicio en la Primera Guerra Mundial (1914-1917). Posteriormente llegó a Valdivia y fue dividido en tres partes para

ser trasladado al lago Riñihue en ferrocarril. Una vez allí, el Vapor era usado para llevar ganado y madera. En 1950 llegó a Panguipulli para convertirse en el medio de transporte más emblemático de la zona.

Tuvo varios capitanes, entre los que destacan Juan Maldonado, Amado Bechauf, Alejandro Morales, Arsenio Méndez, entre otros.

Méndez, pasó a ser el dueño del navio en 1973. Eventualmente en 1978 cuando fue abierta la ruta que une Panguipulli y Neltume la demanda bajó tanto, que obligó a poner en venta al Vapor. En este sentido, a principios de los ochenta, el 
Enco fue adquirido por su actual propietario José Hernández Salazar, quien optó por realizar trayectos menores hasta 1986. Esta fue la fecha en que el Vapor dejó para siempre las aguas del Lago Panguipulli.

Para Manuel Méndez, uno de los capitanes del Vapor Enco, el navio es un vestigio. De hecho comentó a los medios que «para mí este barco es una reliquia, porque dediqué gran parte de mi vida a la navegación y cada vez que recuerdo la historia del Enco me corren lágrimas, ya que el barco fue una escuela » expresó.

De igual forma el Capitán Veneno, como le decían sus cercanos, sugiere que el Vapor debería tener una placa que recuerde a sus capitanes y pioneros, ya que muy poca gente conoce la historia de la renombrada nave.