Plantas mágicas de la costa valdiviana

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romero

Las plantas son consideradas valiosos agentes para curar, diagnosticar y  comunicarse con el espíritu del mundo. Constituyen intersecciones de experiencias en las que las culturas dialogan con la naturaleza de acuerdo a cada religión o creencia, atribuyéndole a la flora y fauna propiedades sobrenaturales que pueden ser utilizadas en el ámbito medicinal.

En la actualidad los prejuicios arraigados en los primeros estudios científicos sobre magia a partir de plantas, están obsoletos. Aunque muchos autores señalaron en un comienzo a esta clase de medicación como «ciencia impura», con el correr de los años le han dado el concepto de magia homeopática, llegando a ser considerada por sobre la medicina tradicional o como terapia complementaria.

Este culto a la vegetación y fertilidad, de donde  actualmente provienen los medicamentos y de donde han derivado los estudios vitalistas de la religión o de los ritos, han sobrepuesto la creencia de un poder sobrenatural impersonal al cual se han apegado durante miles de años casi todos los pueblos originarios de América Latina.

Según la antropóloga, especialista en plantas medicinales y etnobotánica, Jimena Jerez,  las plantas son mágicas ya que evocan el conocimiento ancestral y sus principales orientaciones: medicinales, propiciatorias, simbólicas, visionarias o punitivas están en movimiento, se transforman y tejen una trama mágica de consecuencias y significados, que han utilizado «chamanes», «brujos», «hierbateros», y el pueblo mapuche por más de 12 mil años.

De acuerdo a su  libro “Plantas Mágicas de la Costa Valdiviana”, algunas de las plantas mapuches más conocidas son: la Araucaria o Pehuén, que combate los dolores musculares, los problemas al nervio ciático y úlceras; la Chilca que a través de la Infusión de sus hojas ayuda a eliminar la gastritis y los dolores de lumbago; el Coligüe que es un potente anticonceptivo; el Chilco que tiene propiedades diuréticas; el Litre que ayuda a prevenir los dolores reumáticos,  y la Melisa que combate el estrés, la inquietud, el insomnio, al mismo tiempo que es considerada un gran afrodisiaco .

ajenjo

 Entre las plantas más comunes de la región está el Palo Negro que ayuda a disminuir los dolores estomacales y a  combatir la diabetes; el Llantén, que es utilizado como antiinflamatorio; el Radal que es bueno para los que sufren de problemas respiratorios o asma y también como laxante natural; el Maqui que es un antitumoral; la Caléndula que es un potente cicatrizante.

Según Cristóbal Cárdenas, estudiante de agronomía y miembro activo de Permacultura Valdivia, es importante tener en consideración que nunca se debe ingerir una planta sola, ni tampoco en grandes cantidades ni a toda hora, siempre se debe consultar a un especialista.

«Cada planta tiene sus pro y sus contra, por lo mismo, es necesario complementarla con otra. Hay que considerar que la flora y fauna son construcciones significativas de la conciencia de cada cultura, por lo que al introducirse en la población se combinan con algunos elementos tradicionales o supersticiosos de diferente origen, lo que ocasiona que el credo se vaya transformando en una mezcla de ideologías y prácticas que pueden permanecer a lo largo del tiempo, pero que no mantienen su conexión con la religión o credo  tradicional, por lo que se pueden causar malos entendidos«, señaló Cárdenas.

Un ejemplo de combinaciones de plantas, son las “Hierbas Druidas” que constan de cinco tríos indivisibles elaborados según los beneficios de las plantas. El grupo Digestivo que contiene manzanilla, menta y orégano; el Relajante: melisa, tomillo y valeriana; el Tonificante: romero, hierbaluisa y cebollino; el Anticatarro: tomillo, poleo y salvia, y el Piel sana: albahaca, perejil y romero.

Por Simón Díaz