En el mundo de la radio hay todo tipo de personas. Están los que siempre quisieron estar, los que están por necesidad y los que nunca pensaron que estarían, pero una vez que entraron no salieron más. En esta última categoría se encuentra Germán Salas Torres, a quien su pasión por la música lo llevó sin querer a la radio, transformándose en lo que es hoy, un verdadero señor de las comunicaciones.
Germán Salas se consolidó como uno de los comunicadores más importantes del centro-sur de Chile. Y es que este locutor marcó una época en las radioemisoras de la octava Región y desde hace 20 años lo hace en la región de Los Ríos.
Salas actualmente es el Director de la Radio Bío-Bío de Valdivia, donde además conduce el matinal de la emisora, el cual se transmite diariamente a partir de las 11 horas.
¿Cuándo nace su interés por la radiofonía y las comunicaciones?
“En un principio mi cercanía con el micrófono no era por la locución, yo comencé porque sentía que lo mío era el canto. Desde el colegio e inclusive de antes, mi pasión por la música era mucha. Ya de más grande estuve en diversos festivales con varios grupos musicales donde tocaba la guitarra y el bajo electrónico. Esta situación de cierta manera me acercó a los locutores por excelencia por aquel entonces, como Patricio Varela y Edmundo Soto, quienes para mí y para muchos eran estrellas de verdad.”
¿Cómo entró al mundo radial?
“Durante la década del 60, en Santiago hubo varios ídolos del micrófono, como Hernán Pereira, Julio Videla, Pablo Aguilera y Gerardo Bastidas, curiosamente oriundo de Valdivia. A este último le pregunté que se necesitaba para ser locutor, y anecdóticamente me respondió “nada y todo”. Luego me aclaró que lo más importante además de tener condiciones y pertenecer a la escuela de locutores de Chile, eran las ganas de seguir aprendiendo.”
¿Cómo fue su primera vez al aire?
“Mi primera vez al aire fue en Concepción a fines de los 60, me acuerdo que en aquel lugar un amigo tenía una radio y en forma de broma me abrieron el micrófono mientras estaba en el locutorio y hablé. Luego de eso (1970), tras hacer varios cursos de locución, volví a la octava región, esta vez a una joven Radio Minería. En aquella estación tuve la oportunidad de realizar un programa muy breve de dos horas diarias, y desde entonces que me mantengo en esto.”
¿Qué diferencias nota entre los locutores de antaño y los actuales?
“Creo que la principal diferencia radica en la rigurosidad y sobre todo el cuidado de la herramienta principal que tenemos, la voz. En la época que yo empecé, las personas a cargo o con más experiencia te entregaban muchos concejos para cuidar la voz, especialmente para no salir afectados en los turnos más largos. Hoy todo es más tecnológico, desde la misma mesa te pueden regularizar el tono, de manera que el locutor no se preocupa tanto de su voz y garganta, o por lo menos al mismo nivel que lo hacíamos antes.”
¿Cuantos años estuvo en Concepción?
“En Concepción me mantuve por 20 años aproximadamente, en los cuales afortunadamente trabajé en varias estaciones y de las que estoy muy agradecido por todo lo aprendido.”
¿Cuál fue su programa favorito en la octava región?
“Existieron muchos, pero creo que el mejor – ya que hasta el día de hoy lo recuerdo con gran cariño- fue “Tomando once con tus favoritos”. Era un programa casi romántico, donde las personas llamaban y contaban sus problemas o virtudes de vida en pareja, muchas veces formamos relaciones e incluso matrimonios. El programa en Concepción tuvo una gran recepción de la gente, tanto así que traje el programa a Valdivia, aunque lamentablemente no tuvo una empatía similar.”
En su estadía en Concepción ¿Tuvo muchas opciones de partir a otro lugar?
“Si, y es un triste recuerdo. Tenía un amigo que conocí en la Radio Bío-Bío de Concepción, se llamaba Julio Barra. El buscando nuevos aires, se fue a recorrer el continente, vendiendo principalmente artesanías. Hasta que llegó a Estados Unidos, específicamente a Houston del estado de Texas, en aquel lugar trabajaba de soldador de fierros, hasta que un día se le ocurrió presentar un proyecto a una radio de la zona, donde quedó gracias a sus grandes condiciones. El me había invitado en muchas ocasiones, y siempre me rehusé, hasta que por cansancio y por mis ganas de conocer otros lugares, acepté (1983). Vendí todo, solo faltaba que él me viniera a buscar, pero nunca llegó, lamentablemente falleció tras una complicación que tuvo luego de una operación a sus amígdalas.”
Luego de Concepción, tuvo la oportunidad de llegar a la región de Los Ríos ¿Cómo se dio esa opción?
“Fui a la presentación de una estación de radio en Río Bueno, en aquel lugar estuve un tiempo, en cierta medida gracias al buen trato de la gente. Tras mi permanencia en la emisora, recibí varias propuestas desde Puerto Montt, Osorno y Valdivia, siendo esta última por la cual finalmente me decidí. Llegué a Radio Pilmaiquén a comienzos de 1990, principalmente porque era la única emisora que me daba libertad de acción en proyectos y en los programas.
Luego de un par de excelente temporadas, radio Bío-Bío me toma y me lleva a sus estudios, esta vez en la sede de Temuco donde estuve dos años. Tras esto volví a Valdivia y a la radio Pilmaiquén, pero no duró mucho, ya que al poco tiempo, la radio Bío-Bío se instaló en la ciudad y una vez más quisieron contar con mis servicios, por lo que me volvieron a llevar.”
¿Cómo ha sido su permanencia en Valdivia?
“En un comienzo tenía muchas dudas, sin embargo, la idea de traer de Concepción muchos tipos de programas y poder realizarlos acá de la misma manera, me dio muchos bonos ya que acá los programas por aquel entonces, no se caracterizaban por ser tan interactivos.”
“Es una ciudad muy hermosa, la gente es muy agradable y el hecho de que todo quede a cinco minutos es un alivio y fortuna. Aunque hay algunas cosas que me dan pena, como por ejemplo que a los ríos no se les saque mayor provecho en el sentido turístico, especialmente al Calle Calle que debe de ser uno de los más lindos del mundo, incluso más que el de Venecia.”
Tras casi 20 años viviendo en Valdivia ¿Qué opinión tiene de la ciudad?
“Es una ciudad muy hermosa, la gente es muy agradable y el hecho de que todo quede a cinco minutos es un alivio y fortuna. Aunque hay algunas cosas que me dan pena, como por ejemplo que a los ríos no se les saque mayor provecho en el sentido turístico, especialmente al Calle Calle que debe de ser uno de los más lindos del mundo, incluso más que el de Venecia.”